El madroño pertenece a uno de los pocos árboles frutales que tienen hoja perenne. Podemos encontrarlo prácticamente por toda España, y suele ser un arbol que crece de manera arbustiva, de hecho, es habitual que no supere los 6 metros.
En cuanto a su frito, podemos contaros que son bayas redonditas, de color rojizo cuando llegan a su punto más maduro. Su aspecto exterior, con piel rugosa es lo que le da mayor personalidad a este fruto.